A propósito de una polémica simbólica (tal vez simbólica polémica) sobre banderas y quelonios
¿Por qué te sorprendes, Ravsberg? Si la jauría viene con hambre demorada, es sólo porque estuvo entretenida con otros bocadillos sustanciosos, probablemente, es triste decirlo, con algunas deliciosas masas de caguama, animal casi extinto y privilegiado en ciertas mesas. Desde luego, para comérsela habrán tenido que despellejarla primero y despojarla de su piel alegórica y patriótica. Parodiando a John Boyne, con perdón: La jicotea con el pijama de rayas
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Por suerte, tus ahorros y tu internet de palo no dejan de ser tuyos, y si otro te paga, sea de izquierda, de derecha o ambidextro, el problema no sería venderse al mejor postor ni largarse con la de trapo, sino asegurarse que los postores no sean de trapo. Cuando los perros te ladren tan cerca como para que distingas por su aliento que la cosa va en serio, recuerda preguntarte luego qué romancero ingenuo te hizo creer que la cosa iba en broma. Piensa que la gente que se molesta por una jicotea con chaleco tiene poco sentido del humor, a menos que accedas a disfrazarte como ellos.