viernes, 30 de diciembre de 2016

El justo valor del CUC

CUP-CUC
―Papá, ¿es bueno o malo estar enfermo? No enfermo por ser viejito o por tener fiebre por el dengue, sino enfermo como tú. Además, en la escuela hay niños que no creen en Papá Diosito y me dicen que si existe, no es bueno de verdad porque deja que tú andes en una silla de ruedas.
―Hijo, me parece que nadie tiene esas respuestas. ¿Crees que no me gustaría ir contigo a la playa y cargarte sobre mis hombros para que te lances de cabeza al agua? Preguntar es bueno para cuestiones funcionales como arreglar un ventilador o poner en orden el cerebro de mamá, pero no para lo que nos estremece y nos pone la vida entre comillas. ¿Crees que sentir dolor sea bueno? Claro que no, pero el dolor nos indica que algo anda mal y debemos atenderlo. Sin embargo, es muy probable que cuando hurguemos en el dolor físico, topemos con un dolor más sutil y enmascarado.
...la manía de buscar respuestas a toda costa impide descubrir lo que nos inquieta de verdad.
―¿A qué te refieres, papá?
―Me refiero a que la manía de buscar respuestas a toda costa impide descubrir lo que nos inquieta de verdad.
―Papá, no has respondido a mi pregunta.
―A ver, utilicemos algo de retórica. A mí, por supuesto, no me gusta estar enfermo. Pero sí puedo decirte lo que puede hacerse: exprimir la enfermedad como a una caña para sacarle el guarapo. Aunque duela. Y sobre lo que te dicen los niños en la escuela, las enfermedades no son afrontadas de igual manera por todas las personas según lo que crean, lo cual no quiere decir que sean diferentes ni que unas valgan más que otras. Sencillamente, tienen opiniones distintas sobre un mismo asunto. No es malo preguntarse el por qué de los contratiempos. Malo es pasarse la vida amargados por no obtener la respuesta que deseamos. Y bueno sería preguntarnos qué podemos hacer si la enfermedad no remite, algo que sea provechoso y constructivo. El problema es que la enfermedad nos vuelve egoístas, llama la atención sobre nuestra fragilidad humana y nos torna propensos a querer la mirada de los otros dispuesta a recurrirnos siempre al menor desliz. La enfermedad nos contrae y agrieta, creemos que es injusto padecer. Y desde el momento en que catalogas algo como injusto, entonces alguien tiene que ser el culpable: la vida, Dios, los otros. Y así termina uno creyéndose víctima de un castigo, ¿entiendes?
―Papá, ¿la retórica hace doler la barriga?...
―Bueno, cambiemos el tema a ver si al final nos entendemos. Me has preguntado por qué el CUC vale más que el dinero con que se compra el pan de la bodega*. ¿Por qué?
―Es que hay cosas que no dejan de darme vueltas en la cabeza. ¿Recuerdas la lectura sobre el Primero de Mayo?
―¿A estas alturas del año?
―Es que la convocatoria al desfile en enero me ha hecho recordarla.
―Pues sí, claro que la recuerdo. Es la misma que han estado repitiendo desde que yo era un niño. Y el desfile también.
―Esa lectura dice que en Cuba los trabajadores desfilan contentos y en la lámina aparecen niños, y no sé por qué los niños tienen que desfilar si no son trabajadores.
―Es que hay muchos padres que no tienen con quién dejar a sus hijos porque quienes pueden cuidárselos también tienen que asistir a los desfiles.
―¿Y entonces por qué tienen que ir los papás a los desfiles?... Pero hay otra cosa. La lectura dice además que en otros países los trabajadores desfilan descontentos y pidiendo aumento de salario.
...¿por qué ustedes no desfilan entonces el Primero de Mayo pidiendo aumento de salario?
―¿Y…?
―Que yo me puse a pensar en las cosas que tenemos que se han comprado con CUC y que ustedes me han dicho que es el dinero que mandan mis tíos de “afuera”, que no son mis tíos pero que yo les digo tíos porque son los amigos de ustedes y se preocupan por nosotros y hasta te mandaron la silla de ruedas eléctrica aunque ahora no tengas baterías. Y seguí pensando y me dije que si mis tíos que no son mis tíos, tienen que mandar los CUC para comprar las cosas que tienen más valor, eso quiere decir que con el salario de ustedes sólo se puede comprar el pan de la bodega y otras cosas que no me gustan.
―¿Y…?
―Que si eso es así, ¿por qué ustedes no desfilan entonces el Primero de Mayo pidiendo aumento de salario?
―Bueno hijo, primero aclararte que los CUC no los mandan de “afuera” como dices y lleva una explicación más compleja; y segundo… que tienes toda la razón: la retórica y la lógica hacen que duela la barriga.
―Entonces estás contraído y agrietado y eres un egoísta. Pero debo decirte que has respondido a mi pregunta sobre si es bueno o malo estar enfermo.
―¿Y qué crees que te respondí?
―Que es bueno, porque si a los dos nos duele la barriga, a mí por tu retórica y a ti por mi lógica, entonces estamos enfermos. Y si estamos enfermos estamos descontentos, pero no podemos desfilar porque cuando uno está enfermo tiene que hacer reposo y porque no estamos en Mayo, aunque si estuviéramos en Mayo estaríamos de reposo.
―De todas maneras en esta casa hace muchos años que nadie participa en los desfiles. Pero sigo sin ver lo bueno…
―Que como estamos enfermos y descontentos, tienes que agarrar alguno de los CUC que tienes guardados para casos de emergencia, y comprar jugos de frutas naturales de los que venden en la shopping que, según mamá, son los mejores para aliviar los dolores de barriga. Así evitamos pasar el tiempo lamentándonos y llamando la atención sobre nuestra fragilidad humana y hacemos algo constructivo.

* Véase la nota del artículo “Trascendencia de la dependencia”.