lunes, 3 de julio de 2017

Abluciones de Ernesto

Naturalmente, ya no puedo escribir nada claro sobre las cuestiones del miércoles y de anteayer; estoy demasiado lejos; lo único que puedo decir es que en ninguno de los dos casos hubo nada de lo que de ordinario se llama un acontecimiento.
Jean-Paul Sartre. "La náusea".
Frente al abismo
Excepto los domingos y escasos días que saltan la barrera de "lo mismo con lo mismo", todas las jornadas de Ernesto se pintan con los mismos colores grises y en el mismo lienzo deshilachado. Como el color de mi piel, me dice. La gente es de madre. Me ven prieto y me preguntan si estoy cogiendo sol. Me saludan los que me conocen, y los que me conocen saben que mi única salida es a la iglesia los domingos. El templo está tan jodido como yo, pero no tiene huecos en el techo. Son mis riñones que cada vez están más vagos y la sangre cada vez está más sucia. Si ves a alguien con la piel color cartucho, pégale el cuño: riñones jodidos.
En efecto, su humor es magro y negro. Ernesto alardea de no haber pensado en suicidarse en los 16 años que lleva estancado en la cama y en la silla de ruedas. Alardea y jaranea: No lo he pensado por falta de accesibilidad: los brazos y las manos me funcionan mal y no alcanzo amarrar la soga para colgarme como una guirnalda navideña. Cortarse las venas es de pájaros. Las píldoras que tomo para la espasticidad pudieran servirme en sobredosis, pero escasean, nunca logro acumular la cantidad necesaria, y si vas a morirte a conciencia, es mejor sin dolor. Darse candela es de mujeres con ataque de tarros. Y ahogarse... bueno, descartado por razones obvias.

martes, 6 de junio de 2017

Reacción en botella

La idiosincrasia es una mezcla particular de los fluidos corporales y de la hipersensibilidad que resulta de ellos. Donde rige la aceleración de la comunicación, la idiosincrasia, debido a su defensa inmunológica, representa un obstáculo. Bloquea el intercambio comunicativo ilimitado.
Byung-Chul Han
Discapacitados Alcohólicos
Cuando los medios oficialistas cubanos reconocen algún problema, significa que el asunto se les ha ido de las manos. Sucedió con las drogas y la prostitución, y está sucediendo con el alcoholismo. Quien tenga dudas, que camine por cualquiera de las avenidas donde se reúnen los jóvenes y cuente el número de los que todavía no pasan de la pelusilla en el bigote. Esta multitud impúber es potencialmente alcohólica dada la cantidad y la furia con que consumen.
Es muy difícil hallar a una persona con discapacidad en este amasijo de hormonas en barbecho. Entre complejos y economía miserables, tales personas dirigen sus pasos contrahechos o sus ruedas desvencijadas hacia los timbiriches de mala muerte, legales o clandestinos, donde venden el ron adulterado. Si algún franco acceso tienen las personas con discapacidad que han decidido despilfarrar lo que les queda de vida, es a este mofuco desagradable. La bebida depende de la moneda, y la moneda depende de otras accesibilidades que definen gustos, algo que, por otro lado, no merma la borrachera. En Alcohólicos Anónimos coinciden tanto el gerente tronado como el conductor de vehículo de tracción animal. Él o la, es bueno aclararlo. El alcoholismo no es sexista.

miércoles, 26 de abril de 2017

X = Karla(n) + Somos+

Karla María Pérez González, expulsada de la Universidad
Uno de los hechos que marcó mi vida definitivamente, fue la tiradera de huevos a la “escoria”. Desconozco si es cierta la famosa anécdota que narra el retorno (de visita, claro) de uno de esos repudiados y el regalo que le hizo al presidente del CDR, cabecilla rastrero de su vergüenza pública, de un cartón de huevos que, desde entonces, no son tan abundantes.
Siempre he pensado que las gallinas han tenido más conciencia cívica que el “pueblo en general”. Lo peor de todo es que esos mismos esbirros han tenido la desfachatez de decir que no podían hacer otra cosa porque su familia, su trabajo y su estatus estaban amenazados. Un burdo remedo de aquello que dice que tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le aguanta la pata. Las reses, como las gallinas, también han tenido su orgullo y, a su manera, han dicho con parsimonia de rumiantes: “Yo no soy Fidel”. Y por supuesto, tampoco la Revolución ni el concepto impuesto como un dogma ni el desprestigio de los próceres haciéndolos responsables de una continuidad cuyo principio es bien dudoso. Desgraciadamente, la perspectiva histórica que pueda tener mi nieto o mi bisnieto, goza más de la comodidad de los asientos de las cátedras que de la vivencia encarnada de esta realidad nuestra que dura ya más de cincuenta años.

sábado, 22 de abril de 2017

Las tetas de mi abuela

(No es continuación de los sastres, pero casi)


Mi abuela no es una Turista
Las abuelas fueron, sin pretenderlo, nuestras primeras disidentes, las incubadoras de los opositores de hoy en día. Si a estos les falta madurez, se debe a que fueron arrancados muy pronto de sus tetas pródigas.
Mi abuela, la única que conocí, murió hace años en otra latitud. Ni siquiera recuerdo qué edad tenía, y tampoco cuánto tiempo después del hecho concreto de su muerte llegó a mí el hecho concreto de saberlo. Mi padre dijo: Murió la vieja, y al decirlo vino a mi memoria la primera visita de mi abuela después que autorizaran los viajes de la comunidad. Se apareció con un pulóver en el que se leía: Yo no soy turista. Yo vivo aquí. Entonces no comprendí por qué mi padre se molestó por eso. El problema consistía en que la frase estaba en inglés. Por supuesto, cuando mi abuela regresó a Miami no me pude quedar con el pulóver.

lunes, 17 de abril de 2017

Los sastres de mi memoria

Ningún hombre puede tener el derecho de imponer a otro hombre
una obligación no escogida, un deber no recompensado
o un servicio involuntario.
Ayn Rand.
Sísifo el Sastre
Cuando era niño, en mi ciudad existían dos talleres para ajustar la ropa, uno para mujeres y otro para hombres donde vendían, además, sombreros y paraguas.
Más tarde, esos lugares dieron paso a otras empresas. Los sastres siguieron laborando en sus hogares, y las costureras lo mismo. Desde luego, era más frecuente encontrarse una costurera que entallara ropa de ambos sexos. Aparte de las milicianas y las comprometidas koljosianas, era difícil encontrarse una mujer que usara pantalones, dicho sea en el sentido de las prendas.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Anónimo viene de anémona

El Che en su lugar
Una madre visita la escuela de su hijo. Ha pasado la mitad del curso y le preocupa que del total de clases que el muchacho tenía que haber recibido, siendo generosos, sólo anda por un veinte por ciento.
El muchacho no es un seboruco. Aprendió a leer y escribir por su cuenta antes de empezar la escuela. Con siete años, su libro favorito era Las aventuras de Tom Sawyer, además de ser un apasionado del antiguo Egipto. Sus padres siempre fueron respetuosos con sus inclinaciones. Si el niño se iba por la carpintería, pues que Jesús lo bendiga. Y si sentía afición por el trinitrotolueno, aunque esté pasado de moda, que Alá lo proteja y lo guíe por la senda de los excavadores de montañas.

lunes, 27 de marzo de 2017

Sueños de crucero

Crucero dentro de Jarrón Roto
Hoy me levanté con ganas de ser turista. Busqué mi hucha y la rompí en los mil pedazos de la miseria y el poco a poco.
Mi hucha no es un cerdito modelo, de esos tan sonrosados que mueven el celo vegetariano y hacen considerar por unos segundos acabar el resto de la existencia rumiando el marabú de los campos desolados y desnutridos. No. Mi hucha es una vieja tinaja heredada con el monstruo que nos sirve de hogar, una de esas tinajas que guardaban el agua clara de los filtros que reposaban sobre su boca abierta al cielo, como un pez que aspira a ganarse la otra vida cuando lo sacan del mar mientras su eslabón inmediato en la cadena alimenticia le rasga las entrañas para sacarle el anzuelo que desprestigió su hábitat.